.comment-link {margin-left:.6em;}

Haciendo Patria

Bueno, un poco de mucho, y mucho de muy poco; en definitiva, opiniones que le hacen bien al mundo...

Nombre: Huemulsabio
Ubicación: Playa Ancha, Valparaíso, Chile

No hay mucho que contar de mí.Aunque estoy lejos de mi familia nos adoramos, tengo muchos amigos a quienes quiero con el corazón, y un par de hermanos por ahí a quienes amo con toda el alma. Mis otros grandes amores son Dios, mi Puerto, mi Patria y mi futura profesión, la Medicina.

jueves, febrero 08, 2007

Perdió la Esperanza, pero le queda la esperanza...

Los nombres de nuestros cerros no están escogidos al azar; mi propio Playa Ancha no lleva ese nombre por nada. Se supone que por sus grandes planicies, entre los bosques, fue escogido para ejercicios militares; de ahí la deducción no es nada: ¡Era una playa ancha!. Y así, suma y sigue...
En Los Placeres existían filones de oro (Cuna de millones de leyendas de minas escondidas entre dos palmas que forman una cruz, o un arco, etc.) que eran explotados; en Cerro Toro, uno de estos animales se escapó de su corral y mató a una familia completa que paseaba por el sector; el camino a Santiago que se prefería hace muchos años atrás pasaba por sobre un cerro al cual, por claras razones, se le bautizó como Carretas; Merced, donde estaban los mercedarios; Monjas, donde estaban las monjitas; el ingeniero Rodríguez entrega proyecto para uno de los cerros del Puerto, el cual toma el nombre de este profesional; Panteón por un cementerio; etcétera, etcétera, etcétera...
Por allá cerquita de Viña del Mar, en un cerro, se perdió la única hija de una madre soltera... trágico. La niña se llamaba Esperanza y la madre, en su inmensa angustia, vagaba día y noche por las quebradas gritando su nombre. Con el correr del tiempo las cosas se fueron dando de manera natural:
-¿Dónde vives?
-Donde se perdió la Esperanza.
-Ah, en "Esperanza" entonces...
La gente bromeaba diciendo que a la madre se le perdió la Esperanza, pero le quedaba la esperanza. No era mentira, pero lamentablemente sólo tuvo la esperanza..., la otra nunca apareció.
Y de qué se trata todo esto. De eso, de dar un mensaje de esperanza. Horribles acontecimientos se han suscitado en el barrio más característico de nuesta Ciudad, el Barrio Puerto, y justamente en una de sus calles más tradicionales: "Serrano". Por una negligencia -a mi humilde juicio, evidente- se ha destruído inevitablemente gran parte de nuestro Patrimonio, se han perdido bienes materiales en sumas exorbitantes pero, lo más grave, hemos perdido porteños y porteñas...
No se trata ahora de juzgar, de eso que se encarguen los tribunales (aquí) y Dios (en el otro lado). Sólo intento recordar a aquellos que se despertaron para ver una luz muy distinta a la del Sol que los guió por una senda sin retorno. Y también intento entregarles toda mi fuerza, mi esperanza y mi Fe a aquellos que sobrevivieron, que conocieron el infierno y que se pararon de las cenizas.
¿Cuán diferente se ven las páginas de los diarios a las fotos del terremoto de 1906?, ¿Qué variaciones encontramos entre el edificio Subercasseaux y la casa de Juanita Ross cuando se vino abajo?, y es que parece que nuestro Puerto tiene cara de fatalidad...
Hagamos, entonces, lo de siempre; encomendémonos al Cristo de la Matriz, a Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, a San UNESCO y a San BID (Que gran consuelo traerán a las familias afectadas) y unámonos bien fuerte entre todos para restaurar nuestra ciudad, para devolverle a este Puerto sus años de grandeza, de bohemia de esplendor; para que Pancho sea espejo de belleza y felicidad y no quiera la luna reflejarse en otro mar que no sea el que nuestra bahía baña.
Ánimo porteños, que cuando ocurren desgracias como esta todos nos vemos afectados, dolidos, pero siempre se puede salir adelante..., hagámoslo por los que ya no están. Recuperemos nuestros Lugares Valiosos (Como mi peluquería "Don Luis", con años de tradición).
¡VIVA CHILE! ¡VIVA EL PUERTO DE VALPARAISO!

martes, enero 03, 2006

Pactos con el Mandinga


Ayayay, si parece que el que manda el mundo ahora es el mismo Demonio. Ese angelito tan lindo que por pura envidia (Madre de todos los males, que son muchos...) se transformó en nuestro dolor de cabeza. Bueno, pero será de Dios...
Es fácil conseguir lo que uno quiera gracias a este tan simpático amigo, dinero, belleza, juventud, algunos favorcillos un poco más morbosos..., etc. Basta con ir a un lugar oscuro y solo y pronunciar esas diez palabras de memoria...o, claro, llamarlo por sus seis nombres: Asmodeo, Demonio, Satanás, Belcebú, Belial... Él aparece, se hace el contrato (que siempre tiene el mismo valor, El Alma), se fija el plazo y "san"seacabó...; un gran mérito tiene el Diablo eso sí, es sumamente puntual.
Como olvidar a nuestro querido personaje Pedro Urdemales, del Folkclore criollo, que se las ingeniaba para vencer al mismo Satán: En el momento de fijar el plazo Urdemales sentenció que le entregaría su alma al que tanto le regocijaba en un año exacto, pero mañana. Cuando volvió el amigo a cobrar el favor concedido 366 días más tarde con las palabras "Hoy se ha cumplido el plazo", Pedro Urdemales le hizo entender al del tridente que hoy es hoy, y mañana es mañana, por lo tanto se había adelantado. Años de años estuvo el Diablo encontrándole una salida al ingenio de Urdemales, pero se resignó a buscar otras almas más fáciles de corromper. Pero salgámonos de las mentiras y pasemos a las leyendas...
Claudio Vicuña deseaba con toda su alma ser alguien en la vida, pero aparentemente no lo conseguía o, simplemente, quería más. Es así como conjuró al Demonio al mismo tiempo que el Mandinga arrancaba de Demonios más grandes que derrocaron al presidente de turno y mataron a compatriotas en una sangrienta Guerra Civil.
Cuando estaban muy cerca de cumplirse los 50 años de plazo que dio Lucifer al señor Vicuña para llevar su alma, este comenzó a oir misa sagradamente todos los domingos, a hacer cuantiosos donativos a la Iglesia, en resumen, intentó ser un buen cristiano.
La noche anterior al plazo convenido, Claudio Vicuña salió de su fundo de Casablanca a unas tierras en Placilla. En el camino se echó al anca al viejo cura que había bautizado a su hijos. Una vez en Placilla, el sacerdote se había enterado de toda la situación y había prometido pasar toda la noche en vela rezando al lado de la cama de don Claudio con tal de que no se lo llevara el Diablo. Se mantendría estoicamente firme aún cuando sintiera bravos ladridos caninos, o viera un perro aumentar desmesuradamente de tamaño en pocos segundos, etc.
Los sirvientes de Vicuña sabían perfectamente que la vida de su patrón dependía de ese curita que comenzaba a repetir sus eternas letanías en latín mientras el amo dormía.
Al otro día lo encontraron tieso en la cama, y ni rastros del cura. Preocupados, llegaron al obispado mismo a consultar por él. Tiempo después el obispo les comunicó que ese tal sacerdote había muerto ha ya muchos años entregando la Buena Nueva en el Brazil...
Y casos así son muchos, en que no sirve arrepentirse a último momento, vean ustedes lo que pasó con la Quintrala, pero ella merece un cuento aparte.
Valparaíso, como en todo orden de cosas, no se queda ausente de este tipo de rituales. Terminando los 1800's desembarca en nuestro Puerto Martin Busca. Sus frases célebres no eran otras que: "deme trabajo, por favor, patroncito, no me obligue a robar". Busca sentía en sí mismo, además del peso de su propia pobreza, el dolor ajeno clavándosele como una estaca en el pecho; tanta enfermedad, tanta indiferencia por parte de los ricos... No podía más, decidió haerse millonario a costas del único Banco que le prestaría plata a un Don Nadie, el Infierno. Se citó con Belcebú y este fue muy claro en su propuesta: tendría dinero a destajo, pero apenas su cuerpo tocase tierra el día de su muerte, el reclamaría su alma.
Nunca más le faltó pan a Martín Busca; de hecho, se hizo tremendamente millonario. Entre medio de los caballos él manejaba su auto; a su casa llegaba agua por cañerías; la luz era a gas y no había que usar fósforos. Ayudaba a quien lo necesitara. Nadie le tenía envidia pues los pobres sabían que si en algún momento pasaban por alguna necesidad, ahí estaría Martín Busca para correr en su auxilio, y vice-versa.
Martín Busca dio trabajo, respeto y sueldo digno, trajo hacia las poblaciones la nueva luz eléctrica, agua potable, piedras con alquitrán en los caminos, hasta echó caminos cerro arriba para que no sólo pudieran subir los burros pero, por sobre todo, amó a Dios por sobre todas las cosas...
No hay deuda que no se pague ni "niña" que no se case (de las que "venden fruta"). En su lecho de muerte Busca contó el secreto, y la gente, cariñosa y agradecida, escuchó con horror sus palabras. Todos estaban desesperados porque el alma de Martín Busca, el benefactor, se iría a quemar a los Infiernos; y probablemente también iría a para allí su dinero. Había que hacer algo. Y fue en ese momento en que el viejo Martín hizo incapié en las palabras del Malvado, "apenas tu cuerpo toque tierra..."; a un obrero se le ocurrió la idea de no enterrarlo, sino que subirlo a un nicho, un fundidor amigo ofreció una caja de plomo...
Entonces quedó el ataud rodeado de una caja de plomo, que está rodeada por una caja de madera, la cual está envuelta por una gruesa capa de cemento que toca suelo a través de cuatro patas de dragón, de cemento, con 6 dedos cada una (Número del Diablo), las cuales hacen contacto sólido (Gracias a cadenas interiores) con el piso de cemento, que debajo tiene una capa de granito, una de loza y otra de cemento. La cripta es ovalada, lo que asegura resistencia a cualquier terremoto e incluso para llegar a ella hay que subir dos peldaños de cemento que separan aún más del suelo a Martín Busca, el hombre del Cementerio 3 de Playa Ancha que no toca tierra...
El suma y sigue de aventuras similares es inagotable; se le acusa de haber pactado con don Sata a un ex presidente de nuestro país, don Pedro Aguirre Cerda (A su familia, en realidad), al mismísimo Vicente Huidobro, incluso a cierta dueña y directora de un colegio de San Felipe en el cual cada año ha muerto un alumno (Supuesta paga para el Señor de las Tinieblas). Lo único que puedo decir que sé a ciencia cierta es que Satanás existe, y que debe ser cierto lo que dijo otrora don Hernán Nuñez Oyarce (Dios lo tenga en Su Santa Gloria): Satanás mismo debe de haber inventado la cueca...
(El Diablo se fue a bañar
y le robaron la ropa,
y la Diabla se reía
de ver al Diablo en pelotas...)

lunes, noviembre 07, 2005

Invitación


A "Todos" los que han visitado este Blog y que ya han conocido lo que aquí se publica, están cordialmente invitados a pedir que se cuente cualquier historia del Puerto que quieran conocer. Lo que me pidan puedo buscarlo, hasta darles alguna respuesta. Si han escuchado algo de una de las historias porteñas y quieren saber más, para eso estamos. Ya se viene la segunda parte de los consejos con algo de encanto...

El Cristo de la Matriz v/s Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro



Son cosas que no pasan, bueno, en Valparaíso sí; ahí, cualquier cosa. ¿Conocen, queridos amigos, al Cristo de la Matriz? Es una imagen que se nota antigua. Está en la Parroquia de la Matriz en el barrio Puerto. Si nunca lo han visto, intenten ir a conocerlo, no por Fe (Que nunca está de más), sino por historia.
¿Han escuchado alguna vez el nombre de Francis Drake, corsario británico? Probablemente, sí. A finales del siglo XVI este Corsario de la Corona Británica surcó los mares de Chile. Las historias que de él se cuentan son muchas..., reservémonos, por ahora, al tema dado.
Francis Drake visitó Valparaíso, robó donde y cuanto pudo y, como era su costumbre, se dirigió a la Iglesia de la ciudad, a sabiendas de que los curitas siempre tenían alguna riqueza. Debe de habertse sorprendido al ver el precario estado de la Matriz: parecía más mediagua que iglesia. Aún así el pirata entró y, aunque no encontró más que un par de cálices de oro, se llevó todo.
Como no sólo se contentaba con ser corsario, también era blasfemo. Por lo mismo procuró orinar las paredes de la Matriz, quizá para recordarnos que no temía ser enjuiciado el día de su muerte; no por nuestro Dios al menos.
Pronto, hasta el mismísimo rey de España, Felipe II, se enteró de tan horrible herejía y quizo buscar algún remedio; Francis Drake lo había hecho denuevo y él, como Rey, no podía permitir una ofensa tan tamaña a la Santísima Iglesia Católica. De tal manera que mandó llamar al mejor escultor del mundo para que hiciera un Cristo que mandaría de regalo a este lejano y desconocido país que había recibido tal oprobio.
Y este mejor escultor del mundo no era otro que un chinito que tenía más años que la madre Patria y que estaba en las últimas afeitadas de su vida.
Aún así, el viejo escultor aceptó, y se dirigió a España a cumplir con este reto. No estaba seguro de poder sobevivir el tiempo necesario para terminar la obra pero, sorprendentemente, aguantó firme los más de tres años que se demoró en tallar al Cristo, al cabo de los cuales pudo morir tranquilo, sabiendo que había esculpido su mejor obra.
Aún cuando loable el gesto del Rey de querer reparar el daño causado a Chile por el Corsario Inglés, como todo buen Gobernante no buscó demasiado adónde quedaba Chile, ni mucho menos Valparaíso, así que mandó el Cristo directamente a la Catedral de Santiago, pues era la Capital. Claro que, como lo envió por mar (no había de otra), tocó tierra chilena en Valparaíso.
Acá, la llegada del Cristo era todo un evento. Tenía que prepararse Santiago para su llegada, por lo que, durante los primeros días, el Cristo fue dejado en la Matriz hasta ser llevado a su final destino. De hecho, para tal día debía estar presente el obispo de Santiago, quien acompañaría a la carreta hasta la Catedral.
El obispo llegó al Puerto y se alistó todo para el traslado. Pero el día señalado amaneció con tan mal tiempo que era imposible cruzar el cerro Carretas (Hoy no existe), para tomar el camino a Santiago. Días más tarde, cuando lo intentaron denuevo, otra vez el clima jugó una muy mala pasada. En el tercer intento el día estaba rebosante de sol, por fin el cristo podría ser trasladado.
Se cargó la carreta con la Santa Imagen, se amarró la yunta de bueyes y partieron por el camino. Todo iba bien, pero a cierta distancia de la Matriz los bueyes ya no podían resistir la carga. Nadie entendía lo que pasaba, los bueyes partieron bien ¿Por qué no podían seguir?. Se trajo una segunda yunta y entre cuatro animales pasó lo mismo: Avanzaban unos metros y la carga se hacía tan imposible que los hombres ni siquiera pudieron descargar el Cristo; sin embargo, a penas volvieron a la matriz, la imagen se volvió liviana, los bueyes pudieron andar y los hombres elevaron la imagen. Así se continuó intentando, cada vez con más animales, pero siempre pasó lo mismo. La gente no tardó en proponer que el Cristo quería quedarse en el Puerto y el señor obispo de Santiago, que no pudo hacer más, tuvo que irse con las manos vacías.
Pronto la imagen comenzó a ser muy visitada; la gente rápidamente se hizo devota del Cristo de la Matriz que, con su rostro sufriente de pasión, miraba hacia el Cielo. En 1906 (Bastantes años después) hubo un terremoto en el Puerto que lo destruyó todo (Ya se los he comentado). Aún así, podía ser peor: con ventarrones y tormenta el mar amenazaba con salirse, se recogía poco a poco.
La gente estaba espantada, habían sobrevivido al terremoto -y no todos- pero la furia del mar terminaría definitivamente con el Puerto. A los fieles rápidamente se les ocurrió la idea y llevaron a todos a hacer procesión con el Cristo hasta ponerlo de cara al mar. Como de milagro, lentamente el mar empezó a volver a su lugar, los vientos se tranquilizaron y se acabó la tormenta, ¡¡¡El Cristo los había salvado!!!, ¡¡¡Gloria al Cristo de la Matriz!!!
Desde la llegada de los españoles y la fundación de la Iglesia Católica en Valparaíso que la Patrona de nuestro Puerto -quien sale en el escudo de Valparaíso, la misma que cada cien o mil años llora sangre (No fue hace mucho la última vez)- había sido Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, pero en el transcurso del tiempo y luego de los sucesos del terremoto, los porteños dejaron completamente de lado a Nuestra Señora por el Cristo. Las autoridades eclesiásticas se preocuparon del caso, pero no pudieron recordarles a los devotos de que la patrona de nuestra bahía era Nuestra Señora. Tanto fue, que decidieron tomar medidas drásticas para que la gente raccionara: el más especial de los plebiscitos, uno en que se tenía que elegir entre estas dos deidades para que quedara como patrón o patrona de Valparaíso. Todos los fieles acudieron a votar y, obviamente, ganó el Cristo. ¿Lamentablemente?, nunca se llegó a un verdadero acuerdo y en nuestro escudo porteño sigue la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro.
Milagros del Cristo se cuentan por montones -hasta se dice que un sacerdote llegó al Pontificado por su interseción-, pero pocas veces se recuerda este plebescito que tanto significó para los porteños de principios del siglo pasado... Lo que nunca se ha olvidao es que, supuestamente, este Cristo miraba hacia el cielo y hoy tiene el mentón enterrado en su pecho; cuando vuelva a mirar al cielo sólo siete días quedarán para el Juicio Final.......

miércoles, noviembre 02, 2005

Un Curita de mi pueblo...


Creo que fue por Merced, cerro Merced- aunque sinceramente no podría asegurarlo- donde vivía este curita. Sinceramente no importa que sea Curita, tampoco importa su nombre, aquí lo relevante es su historia.
No conozco los detalles y sería muy grosero inventarlos. Sólo sé que estaba a cargo de una incipiente Capillita en su cerro, donde vivía gente muy pobre. Él era ya de edad, y extranjero; a la orden de Jesús era que pertenecía. Cuando llegó a trabajar a su Capilla se dio cuenta de la cantidad de adultos mayores pobres y solos que habitaban el sector, y su espíritu no pudo más que compadecerse, como curita obviamente, pero también como hombre.
Y fue de esta compasión que nació su ayuda. Cada vez que tenía recursos de la Capilla, de lo que le mandaban para vivir y propios, los tomaba y los repartía entre los más necesitados, quedándose con menos de lo indispensable para su bienestar.
Un día en que se sentó pierna arriba a conversar se vio que este hombre, que recorría varias veces su cerro caminando todos los días, casi no tenía zapatos; estaban tan gastados que lo mismo hubiera sido ir descalzo. Todo, porque lo que tenía lo regalaba.
Este es un gran acto de amor hacia los demás y amar a los demás es la gran manera de estar bien en el mundo. Este curita es un ejemplo para nosotros, no porque daba todo sin preocuparse de su persona (eso, en nosotros, podría ser reprochable), sino porque amó como muy pocos han amado.
Y hablando de ellos, uno de esos curas con Jeep se enteró de la situación de su colega espiritual y lo informó a los demás. Rápidamente buscaron a este padre y lo mandaron a un psiquiátrico, pues, en algún momento de su obra -según ellos- había perdido el juicio. Esto no era falso, él le hizo caso al Padre San Alberto Hurtado y "se chifló por Cristo"; los otros, no.
Cuántos hoy podrían hacer lo mismo que este curita, que este hombre... Probablemente yo no, pero no me siento mal por eso, porque sé que se puede amar a los demás de distintas formas.
No te importe tu religión, San Alberto Hurtado fue un hombre luminoso y chiflado por Cristo; seas de la religión que seas házle caso, recuerda que "siempre hay algo que darle al más necesitado, una sonrisa por ejemplo"..., o por lo menos, piénsalo...

miércoles, octubre 05, 2005

(...), sí, claro, muchas gracias...


Nada hay más lindo y virtuoso que vivir en la copia feliz del Edén. Yo mismo debo confesarme con ustedes y comentarles que, luego de Dios y mis seres queridos, es mi Patria el objeto de mi profundo amor; y es un poco lo que nos dijo Pablo en ese poema que, probablemente, muy pronto comentaremos: las mujeres se van o se quedan, la tierra siempre nos ofrece sus frutos (Aún así amamos más a las mujeres)... Claro que, querámoslo o sí, no todo es tan bello; aunque ¡OJO!, no le echemos a Chile la culpa de ser chilenos.
Analizar la idiosincrasia de nuestro pueblo, tan especial y diferente (Pintoresca, digamos), no es tema que pueda, ni deba, tratarse a cablidad en una publicación de un Blog, pero si vamos viendo -de a poquito- rasgos de nosotros mismos no estaremos cometiendo, a mi juicio (que, les aseguro, no está ni cercano al mejor), ningún pecado. Aún así, creo que nadie nos ha definido mejor que el maestro Fernando Rosas, gran director de Orquesta de nuestro país, cuando, teniendo que empezar un concierto a las siete lo comenzó cerca de las ochao ya que las personas esperaron el último minuto para comprar las entradas, se disculpó diciendo: -"Dios es chileno, y los chilenos somos raros..."
Lo que todos no aceptan es que los chilenos somos un pueblo muy olvidadizo y malagradecido. Basta con el pasar de un par de años y nos olvidamos de nuestra gente, de nuestras tradiciones, de nuestras raíces, lo que nos lleva a no agradecer cuando es debido. Consecuencia de todo esto es el famoso "Pago de Chile" de la gente más antigua y los discursos fúnebres que buscan emocionar a los deudos con palabras que debieran habérselas dicho al difunto cuando aún no lo era. Y aunque hay ejemplos como para exportar, nunca está demás refrescarnos la memoria:
Nuestra mala memoria me conmueve. ¿Hace cuánto fue que nos volvió loco el "Chupacabras"; que se hicieron poleras, gorros, programas televisivos y hasta cuecas ("Dicen que el chupacabras/ salta las moras/ y si usted se descuida/ le va a chupar la señora")?. Creánme, no hace tanto y quién de nosotros se acordó del Piuchén, quién fue capaz de agraadecer a los chilenos del pasado que nos dejaron el recuerdo de esa bestia. Como todos no sabemos, de un huevo de gallina empollado por una culebra nace una bestia que salta tan alto que debe tener alas, que rasguña tan fuerte que debe tener garras y que desaparece por períodos tan largos de tiempo que, seguramente, se irá a dormir largos años a la Cordillera: el Piuchén. Y si estaba en nuestros memoriales, por qué no salió a colación cuando se le confundió con algo como marciano que se llamaba chupacabras... ¡Qué ofensa para él que lleva siglos atacando ganado, cada 15 o 20 años, dejándolos secos, sin sangre y con sólo dos marcas en el cuello!, en Petorca y el resto de la zona central jamás debieron olvidarse de él. Pero si hasta sabemos cómo ahuyentarlo; los vecinos deben salir con noche a las calles haciendo sonar cuernos de bueyes de forma tal que no quede un centímetro de la localidad en que no se escuche ese ruido que el monstruo tanto odia. Un par de noches con ese prosedimiento y listo, el Piuchén se habrá ido. ¡Es el colmo, cómo haberlo olvidado...!
Y qué me dicen ustedes de lo ocurrido en el Baltimore. ¿O acaso me van a decir que no se acuerdan de aquel barco (era gringo) que llegó, como tantas otras veces, a Valparaíso en busca de otro "Barrio Chino" en su camino?. Seguro que se acuerdan de ese yanqui prepotente que se quiso pasar de listo con una chiquilla del Puerto que no era de mal vivir (¿Por qué se le dirá "mal vivir" si dicen que se pasa tan bien?) y uno de los nuestros lo dio vuelta de un trompazo. Enfurecido, el marino se paró para volver a caer al suelo con un segundo golpe; entonces se meten todos lo gringos contra un chileno, los locales no aguantan la desigualdad y ayudan, vamos sacando los cuchillos y...Resultado: Dos marineros y un oficial, norteamericanos los tres, muertos por cuchillo contra un chileno más o menos grave que se puede recuperar. Y rápido corren los oficios por el Consulado y vamos castigando a Chile. En el mismo año (1891, ¡Qué año!) obligan a un buque chileno a detenerse en la costa de E.E. U.U. Carlos Peña, uno de los tripulantes, es obligado a bajar nuestra bandera mientras se escuchaban los sones del himno nacional gringo. Carlos Peña decide, baja la bandera chilena, toma su arma y se mata de un tiro. ¿Se le ha agradecido alguna vez a Carlos Peña el haberle enseñado a los Norteamericanos cómo somos los chilenos?, si sé que la respuesta es no, y el motivo es que nunca nos acordamos.
Tampoco se le dio las gracias al capitán Middleton, de la Armada Nacional, quien el 10 de Octubre de 1906 escribió al Mercurio de Valparaíso que "el Departamento de Meteorología y Movimientos Sísmicos de la Armada de Chile pronosticaba un terrible terremoto para seis días más por sobreposición de la Luna con Neptuno, y máximo ángulo de distención de esta". Ningún porteño olvidó jamás el terremoto que destruyó Valparaíso el 16 de Octubre de 1906. La gente común claramente no leía el diario pero, los que lo leyeron (Que no creyeron un huevo), ¿Agradecieron al capitán por habernos avisado?: No, por supuesto que no, ése es el pago de Chile...
¿Recuerda uno y le agradece a Emilio Dubois su gran aporte a los chilenos? ¿Se le agradece por recibir y cumplir tantas peticiones de fieles que no lo olvidan? ¿Se le piden disculpas por olvidarlo tanto mientras no se le está pidiendo nada?, no poh, justamente por olvidarlo tanto. No olvidemos que el mismo presidente Montt -después de exclamar que "ese francés se muere en Chile"-, murió en la misma Francia antes de terminar su cargo, al igual como falleció el que fue su sucesor. ¡Insensatos!, cómo han podido olvidar al primer asesino en serie que alborotó Chile, es una vergüenza...
Y para qué hablar de los profesores de Francés (saludos Chichi): años de sacrificio, de estudios, viajes a Francia para aprender y luego enseñar el lenguaje más (después del nuestro) apasionado y elegante. Vemos ahora en cambio que los pocos colegios donde hay profesores de Francés lo más probable es que los estén haciendo cumplir con cualquier otra labor. Eso no puede ser, ahora nadie va a saber hablar francés, es una lástima...
Recuerden, estimados, los ejemplos que les he dado y los que ustedes han vivido. ¿Cuántas veces han hecho o les han hecho una desconocida?, ¿Cuántas veces los han olvidado o se han olvidado de alguien y por lo mismo no han podido decir gracias?, ¿Cuántas veces hemos dicho "Gracias por todo" muy tarde (Aunque, sinceramente, nunca es tarde)?
Pidámosle disculpas entonces al Piuchén, a Carlos Peña, al capitán Middleton, a Emilio Dubois, a los profesores de francés y a muchas más personas que han sido grandes bienes para nuestra vida y la del país y a los cuales debimos decirle gracias a tiempo y nunca olvidarlos. Ahora, con los que todavía podemos hablar, que no sea necesario estártelo recordando; que no tengas que decir obligadamente: "Ah, sí, claro, muchas gracias..."

domingo, octubre 02, 2005

Una conversación en la antigua cantina...


Una tarde rosada iba yo de vuelta a mi casa después de una agotadora jornada en la Universidad cuando ocurrió: En una calle de San Felipe que comúnmente transitaba veo una muy vieja cantina. No es que San Felipe sea tan (pero tan, tan) chico, pero no haber distinguido una cantina que parecía estar en el mismo lugar desde hace muchos -muchísimos- años no es algo que pase muy seguido.
Casi instintivamente desaligeré el paso con el único fin de mirar a los clientes (valientes hombres) que se atrevieran a tomar en uno de esos vasos y grande fue mi sorpresa cuando veo al único borracho del local, La Muerte, más o menos conocida para mí.
Tal fue mi admiración de verla tomando sola que no aguanté las ganas de entrar y saludarla: -Hola Peladita, qué dice la tarde. Pero no me contestó, ni siquiera me miró; apenas si y volvió a llenar la copa con la botella y el cuero con la copa (siempre vino). Me extrañó que me fuera tan indiferente y me senté frente a ella a mirarla. Recién entonces se percató bien de mi presencia y, aunque quiso contenerse, se largó a
llorar. Yo no tuve tiempo ni de pensarlo y más que velozmente le ofecí mi hombro, el que aceptó con mucho gusto. Sin duda no era la primera botella de vino que se tomaba...
Luego de una cantidad no despreciable de lágrimas derramadas se calmó y, apurando su vino y volviendo a llenar su copa -y la mía de paso-, me soltó el dobla'o como si se notara que necesitaba desahogarse con alguien: - Estoy tan triste, sabes (¡¿Cómo no iba a saber!?). Desde hace tanto que no paro de llorar, y cada vez que tengo tiempo me arranco a una cantina a tomarme las amarguras (No pude evitar recordar los métodos porteños para borrar odios y rencores, pero esa es otra historia). Y es que ustedes, hombres y mujeres, me han tratado tan mal que ya no soporto mirarlos a la cara.
Por siglos he tenido que escuchar sus quejas, sus fuertes repudios, sus oprobios feroces y... ¡Buen dar el ingenio que saca el humano para inventar improperios!, si tú supieras lo que día a día tengo que escuchar... Es muy triste mi rutina; día a día, tarde a tarde, noche a noche recorro hospitales, casas, calles, observando siempre al humano enfermo para evitarle sufrimientos. Cuántas veces me acerco a la cama de un hospital donde hay un viejito solo, con dolores del Diablo y, mientras duerme, le explico al oído: "Viejito, ya es tarde y estás cansado, tanto te ha dolido tu enfermedad, ya nadie te viene a ver..., vamos, ven conmigo a la casa del Padre, no hay mejor lugar para estar que ahí..." Pero llega el siguiente día (o dos, o tres o más) y empiezan a insultarme los familiares que nunca fueron, o a darme las gracias por quitarle esa molestia, o simplemente, no hay nadie que llore al viejito, nadie que me diga nada; y, sinceramente, no sé´cuál de todas las opciones me da más pena.
Y son muy pocos los sensatos que se paran a pensar y me dicen para adentro: "Gracias, estaba sufriendo mucho y ya necesitaba descansar".
¿Alguna ves te has puesto a pensar cuántos de ustedes me ruegan que venga a buscarlos?, tú ni te imaginas el martirio de escuchar esas voces tristes y cansadas rogándome por hacer algo que no puedo... ¡Qué malagradecida es la gente con la vida de Dios!
Pero sabes lo que más mal me tiene, lo que me hace sentir peor: que me interrumpan de mis visitas a los enfermos, de mis recorridos por las calles buscando gente desamparada, para ir a buscar al que perdió la pelea o la guerra, al niño que violaron o mataron -¡Angelito de Dios!-, para ir a recoger a los que venían en esa máquina que chocó, que se vino a tierra, que se hundió... ¡No hay nada que odie más que el tener que trabajar para ustedes, por sus muertes, humanos!. Yo, yo soy una creatura de Dios, al igual que todos ustedes, ¿Prometió Él acaso la vida eterna terrenal?. Yo también soy su obra, yo también le pertenezco, yo sufro por los que se quedan aquí extrañando a los que me he llevado para allá...No es fácil esta misión, amigo mío, no es fácil, pero nadie dijo alguna vez que lo sería...
-No puedo negar que sus palabras me provocaron mucha pena, nunca me había puesto en su lugar, jamás imaginé lo mal que estaba ni sus motivos para beber. Intenté consolarla explicándole cosas: que el mundo está cambiando, que cada vez el ser humano entiende más la vida y que nos dé tiempo para comprenderla a ella también, que la savia nueva sabemos que no es ella nuestra enemiga, que no importa la cantidad, sino la calidad de la vida.
Una vez en mi casa volví a pensar en esa conversación en la antigua cantina y no sé por qué, pero pensé que lo más probable es que no volvería a ver esa cantina, a lo menos, por mucho tiempo; y hasta ahora, así ha sido...

martes, septiembre 27, 2005

Consejos con algo de "encanto"...


Existen varios tipos de consejos. Independientemente de que sean acertados o no, nos encontramos con recomendaciones de todas las naturalezas. Nunca falta el consejo violento de la amiga: -Pégale a esa desgraciada, qué tiene que andar hablando de tí-; o las buenas intenciones del amigo, plasmadas en frases célebres como: -Cómetela, si anda detrás tuyo. Pero por razones que entender me gustaría muy pocas veces se dan consejos más "prácticos". De hecho, muchas personas con algún dilema de cualquier tipo recurren a otras que no son sus cercanas para que le den este tipo de consejos.
Y para los que somos del Puerto, qué fácil nos sería ayudar a una pobre alma desamparada con nuestra tradición. No debo hablar de brujería porque ninguna de las pocas brujas que conozco hacen magia en la realidad (aunque, por lo general, sus órdenes son siempre obedecidas), sino de "técnicas" que, a lo largo de los años, se nos han ido transmitiendo para cumplir con nuestros más instintivos objetivos en la vida.
Para nadie es un secreto, por ejemplo, que si una pareja está pasando por un mal rato y no les resulta mucho el estar juntos ("muy juntos"), necesitan una buena dosis de luna llena. Basta con que esperen una noche de luna amplia y se dirijan a la playa más cercana, se bañen juntos en el mar con la luz de la Buena Amiga sobre sus hombros y en muy poco tiempo se verán en la urgente necesidad de estar solos en un lugar más privado o, si este queda un poco lejos, la noche y la arena serán los espectantes testigos de una preciosa reconciliación.
Distinto es el caso de una persona que quiera insentivar los instintos de otra. Ahí la cosa es distinta, el accionar es diferente, es un poco más -y menos- activo. Basta con que el caballero esconda diestramente entre un apetitoso pastel, u otro cualquier alimento, un mucho de algo que le es muy propio en su condición de hombre y que cuesta apenas un placer obtener. Lo mismo para la dama que se haya aburrido de esperar que el varón tome la tan deseada iniciativa; tendrá que ser paciente y esperar hasta que su cuerpo la acompañe (Generalmente una vez cada mes) para esconder un poco de eso que tanto asco le produce en una buena taza de café, o lo que sea para disimular, y tendrá el deseo de ese hombre en sus manos.
Pero no sólo de Deseo vive el hombre. Nunca falta ese amigo que salió fallado de fábrica, y que parece que todo siempre le sale mal. Pero una semana su desventura se intensifica; lo hechan de todas partes, no lo quieren en su casa, es el peor del curso en todas las disciplinas (o el peor funcionario en su trabajo), sus amigos comienzan a ser sinceros en sus comentarios, se declara y recibe por respuesta "Te quiero como amigo", saca a bailar a la fea y le dice que "No tengo deseos de bailar, gracias"...¿Podrá ser tan caprichoso el Destino?, ¿podrá divertirse tanto el Creador a costas de uno de sus siervos? . Lo más probable es que ese amigo tan querido se alunó, o le hicieron un mal, o anda cargado; rápidamente aconséjale una descarga o un rezo pues si no, quizá qué le pueda llegar a pasar...
¡¡¡Y Mucho Cuidado!!!. Por fin te decidiste a poner a fin a esa relación con ese pelafustán. Hace tiempo que todos te decían que merecías algo mejor y tú, por fín, te diste cuenta que él nunca iba a cambiar. Entonces, para hacerse el macho, le cuenta a sus amigos que el te patió a tí y que tú llorabas desconsoladamente. Claro que a tí nada de lo que él haga o diga te importa, al fin estás libres; ¡Si ya habías olvidado lo que se sentía estar sola!. Los muchachos vuelven a mirarte y tú vuelves a ser la mujer bella y coqueta que siempre fuíste. Y vuelves a encontarte con él y él se porta tan galán, tan simpático..., de hecho, si hubiera sido así contigo no hubieras terminado con él. A tanto llega su buen talante que hasta te hace un regalo. Pues ese regalo es bien maldito; es como esas tarjetas que te llegan a veces y que no tienen salida:" Amor, si lees este mensaje estaremos juntos por siempre; si lo rompes, me amarás toda tu vida, si lo quemas, nos casaremos en el futuro y si lo botas y miles de etc más... (la solución es comérselo)". El regalo funciona casi de la misma forma; no debes conservarlo -aún cuando es tan precioso... y valioso-, mucho menos botarlo, o dejarlo olvidado por ahí. Mucho menos enterrarlo. Tu única posibilidad es regalarlo, aunque te duelan los deseos de quedarte con él.
Sólo con leer algo de Víctor Rojas o, simplemente, darse un par de vueltas por el Puerto con los oídos bien prestos a escuchar serán dueños de todos estos muy mal llamados secretos y podrán aconsejar a sus amigos con herramientas que antes no poseían. Sin embargo, como sé que ambas cosas demandan tiempo, no dudaré en escribir una segunda parte de estos consejos tan "especiales".
Como buen estudiante de Medicina no puedo decir que todas estas cosas son ciertas, pero si lo escribí en mi Blog...
Mucho pueden servir estos, ante todo, buenos consejos. Ninguno busca el mal del otro sino que todo lo contrario; además, la tradición porteña tiene sus propios límites: no existe práctica lícita, por ejemplo, para obtener el amor de alguien...